Cómo reñir (I): La herramienta
Nuestro gato está haciendo algo que no debe. ¿Cómo se lo hacemos saber?
Antes de explicar cual es la mejor herramienta, haremos un repaso de las más habituales y de porqué no las debemos utilizar.
-Chillar, perseguirle y encerrarle. Juntos o por separado, ninguno de estos métodos funciona. El gato no entiende nuestro comportamiento. Además si la actitud que estamos regañando es consecuencia de algún trastorno de conducta, lo empeoraremos considerablemente. Una consecuencia habitual de reñir de esta manera es que el animal nos ignore, se vuelva más rebelde o nos coja miedo.
-Castigo físico. Darle un pequeño azote, tirarle una zapatilla, darle con un periódico enrollado, etc. Cualquier castigo físico, aunque no le haga daño, genera las mismas o mas contrapartidas que el punto anterior. Debemos ganarnos su respeto y por la fuerza solo se gana el temor o el rechazo. “Debemos ganarnos su respeto y por la fuerza solo se gana el temor o el rechazo.”
-Ruidos fuertes. Dar una palmada o un golpe en la mesa. En gatos sensibles puede provocar que el animal nos coja miedo. Si el gato sabe que lo que está haciendo no está bien, puede funcionar, pero en la mayoría de ocasionas no es efectivo.
-El “NO”. El principal problema del “NO” es que hay que enseñarlo, ya que no lo entiende de forma natural. Un “no” firme y autoritario puede funcionar bien en determinadas situaciones, aunque hay métodos más eficaces.
-Spray con agua. El principal problema que nos plantea, es que difícilmente lo tendremos a mano cuando realmente lo necesitemos y no es nada practico llevar uno todo el día en un bolsillo. Por otro lado, hay medicamentos y antiparasitarios que se administran en spray y si el gato lo asocia con un castigo, aplicarlos se convertirá en toda una odisea. Esta herramienta es recomendada por muchos etólogos y veterinarios y realmente funciona bien, pero es su poca utilidad práctica lo que nos lleva a descartarla.
La siguiente “herramienta” es la que nosotros utilizamos y consideramos que es la mejor. Siempre está lista para usar, los gatos la entienden de forma natural y es altamente efectiva.
-El bufido. Al igual que el ronroneo, los gatos interpretan el bufido instintivamente. Las gatas utilizan el bufido para reñir a sus pequeños y aunque según se relacionan con otros el bufido adquiere nuevos significados más allá de la simple regañina, el mensaje de fondo es común a todos ellos “No me gusta lo que estás haciendo”. El bufido es innato y prueba de ello es que incluso en gatos criados con biberón que nunca han tenido contacto con otros gatos, bufan cuando se encuentran por primera vez con un perro u otro animal que les asuste.
¿Cómo bufar?
El bufido consiste en una [f] larga “FFFF”. Si recordamos las clases de lengua, veremos que la [f] es un sonido fricativo labiodental sordo, o lo que es lo mismo, que el labio inferior vibra al hacer pasar el aire entre este y los incisivos. Si ponemos los labios como si fuéramos a soplar una vela o a dar un beso, no lo haremos correctamente. Los incisivos superiores han de tocar el labio inferior.
“El bufido debe sonar corto y consistente”
El bufido debe sonar corto y consistente, para ello soltaremos todo el aire de golpe. Para reforzar la idea de regañina, podemos señalarle en el momento de bufar, como si nuestro brazo saliera disparado hacia él al soltar el aire.
La primera vez que bufemos a nuestro gato probablemente se quedará muy parado porque no se lo esperará y puede que no sepa que lo estamos riñendo a él, pero esta reacción es muy natural y lo único que hay que hacer es insistir.
A partir de este momento, el bufido se convertirá en nuestra forma de expresión más habitual, pero antes de que nos empecemos a deshinchar de tanto bufar a diestro y siniestro, aprenderemos como utilizarlo adecuadamente. No olvidemos que reñir es una pequeña parte de enseñar.